Cuarto paso: Pranayama

Pájaros volando sobre alveolos pulmonares

Amanece

La bruma sobre el mar comienza a fluir
Los pájaros se sacuden las sombras de la noche y se esparcen por el aire limpio
como si fuera tan fácil volar
Inspiran

El mundo inspira

Late una nube muy roja, como un alveolo inflamado por sangre limpia
El sol aparece dulcemente y luego restalla
Paraliza el cielo
Hace desaparecer la profundidad y el misterio de las estrellas
Ha puesto una pantalla azul, inmensa y plana

El mundo inspira

Se inflama, esplende, se congestiona
hace correr la sangre por sus venas de aire
Prana, luz, voces
La máquina a pleno rendimiento

Luego el mundo exhala
y es la noche, la sequía, el misterio, el cri cri de las cigarras

y yo también exhalo
Me arropo en mi fondo sin fondo
Me recojo en esta pequeña muerte
Este vacío infinito sin gravedad
Como Roy cuando se acaba su tiempo en Blade Runner

Exhalo

Y es el final de un gemido que no cuaja
Esta conformidad, este silencio
Sentimientos diluidos, suspensión, olvido, presencia
La noche en calma del trópico o yo mismo al fondo de mi expiración mientras medito

Exhalo

Los ruidos no afectan al silencio, la fragancia nerviosa de mi mente no me embriaga
A mi lado está la ansiedad, la incertidumbre, el embrujo de la vida, el sexo
Cerca, pero no se me suben
No me envuelven

Exhalo

Inhalación y exhalación
Inspiración y espiración

Ritmo

Tesis y antítesis
Luz y sombra
Vida y muerte
Latido y vacío
Yo y el mundo

Hasta llegar al punto exacto
de una exhalación.

(Para más información ver el post Pranayama: vivir del aire y de los iones)

Tercer paso en la danza del yogui: asana

Seguimos comentando el Óctuple Sendero del yoga, los 8 pasos en la danza vital que realiza el yogui en el camino hacia su perfeccionamiento.

El tercer paso en la particular danza del yogui es asana, ejercicios físicos que le ayudan a conservar la salud corporal. El hatha yoga o yoga físico consiste en la realización de posturas y ejercicios que dan flexibilidad a los miembros y articulaciones del cuerpo, y riegan con sangre limpia y purificada, a través de una respiración controlada, sus órganos y vísceras. El desarrollo muscular que facilita el yoga debe estar equilibrado, dando oportunidad a que los músculos agonistas y antagonistas se compensen y se desarrollen equilibradamente, no solamente para que se armonicen entre sí, sino también para conseguir posturas estables que puedan mantenerse sin problemas.

Estos son los beneficios que parecen más evidentes del hatha yoga, pero hay muchos más. Beneficios que no son solamente físicos, sino psicológicos y mentales, todos ellos necesarios para avanzar en el sendero del yogui, en su progreso espiritual en busca de paz, de la verdad profunda que surge del interior, y de la belleza que tiene que ver con la unidad y la diversidad simultánea de todas las cosas.


Patanjali dice en los Yoga Sutras sobre asana:
  • "Las características de la postura son firmeza y estabilidad" (YS II.46)
  • "Asana se vuelve firme y cómoda mediante la relajación de la tensión y la conciencia del infinito" (YS II.47)
  • "Una vez que se perfecciona āsana, al yogui no le afectan las situaciones extremas" (YS II.48)
La realización de asanas no se limita a situarse en determinada disposición, es imprescindible la mayor concentración mental posible. Centrar la mente en determinado punto, en una frase o en una respiración concreta es indispensable. El cuerpo no está solo en el cuerpo, sino también en la mente. Por eso las personas amputadas sufren durante mucho tiempo el dolor del miembro fantasma, el dolor en un miembro que ya solo existe en la mente.

Atención, concentración, voluntad y disciplina, control sobre los sentidos, sensibilidad e intuición se desarrollan también con el yoga físico. La moderna psicología ya se ha dado cuenta y lo ha estudiado. Las psicoterapias bioenergéticas utilizan los movimientos físicos para liberar problemas psicológicos reprimidos, un poco como las antiguas danzas rituales, pero en plan más científico.

La psicología también ha estudiado el continuo mente cuerpo con una conclusión importante: lo que se hace con el cuerpo se hace igualmente con la mente, y al contrario. Una mayor flexibilidad corporal mejora nuestra flexibilidad psicológica, nuestra capacidad de integrar y aceptar la realidad. La estabilidad corporal que se desarrolla con el yoga físico, también se convierte en estabilidad mental. Las técnicas psicoterapéuticas de Mindfulness, tan de moda en la actualidad, utiliza sesiones de yoga físico y meditación para disminuir la ansiedad y mejorar las cifras de recaidas en la depresión de aquellos que ya la han sufrido.

Los ocho pasos del yogui no son pasos aislados, ni una escalera que se va subiendo peldaño a peldaño de forma sucesiva. Cada paso interactúa con los demás, cada paso que damos nos conduce a la vía del yogui con todo nuestro ser. Cada paso está concebido para armonizar y facilitar los demás pasos, la totalidad de la tarea que tenemos que llevar a cabo con la finalidad de vivir la exigente y liberadora danza del yogui. Cada paso que damos nos adentra en la profundidad del camino.

Existen cientos de asanas, hasta mil llegan a afirmar algunos a los que les gusta este tipo de estadísticas. Pero 18 o 15 son las asanas fundamentales. Las demás suelen ser variantes más o menos complicadas de estas.  Las esenciales, desde mi punto de vista, son: Sarvangasana, Halasana, Shirsasana, Matyasana, Bhujangasana, Dhanurasana, Paschimottanasana, Vakrasana, Trikonasana, Salabhasana, Padahastasana, Vrikshasana.

Algunas preguntas que solemos hacernos cuando queremos hacer yoga físico es si seremos capaces de practicar posturas tan complicadas que parecen exigir buenas facultades físicas. ¿Seremos capaces? ¿Podremos practicar un número suficiente de asanas? ¿No será al final más perjudicial que beneficiosa la práctica si no la hacemos bien? ¿Nos quedaremos tiesos en alguna postura? ¿Nos servirá para algo lo que podemos hacer?

Hay varios tipos de hatha yoga dentro del yoga clásico, me refiero al yoga y no a algunos inventos modernos en que se mezclan las churras y las meninas.  Por un lado podemos practicar un yoga fuerte, un yoga dinámico que  busca la perfección en la postura, como el asthanga yoga, vinyasa yoga o la técnica de Iyengar.


Otros tipos de yoga hacen hincapié en la duración, la inmovilidad, la atención y la concentración en la postura sin importar mucho hasta donde seamos capaces de llegar. El yoga es para todos,  particularmente para las personas mayores y los que sufren dolencias, o tienen alguna dificultad o discapacidad, que son los que más pueden necesitar sus efectos beneficiosos, y los más dispuestos espiritualmente.

Hay un yoga fuerte para gente joven, deportistas o artistas que necesitan ejercicio físico, musculación y fortaleza; y un yoga suave para los mayores, convalecientes, o que tienen puntualmente o de forma permanente una disfunción, que necesitan volver al equilibrio, la fluidez, y mejorar la armonía y la serenidad que se consigue con una buena interacción cuerpo mente.

Krishnamacharya, quizá el yogui más importante de nuestra época y el maestro de todos los grandes yoguis que han sido los padres del yoga moderno, como Desikachar, su propio hijo, Sri Patthabi Jois, Indra Devi o Iyengar, fue el primero en utilizar el yoga para aliviar enfermedades. Un yoga terapéutico que adaptaba sin prejuicios a las condiciones de las personas que se dirigían a él en busca de ayuda.

Yoga y sexo

Desde hace algún tiempo se ha producido en Internet una interesante controversia sobre yoga. Tiene que ver con la noticia de la acusación a J. Friend, fundador de la secta Anusara Yoga, una secta de mucho éxito en EE.UU. y grandes ingresos económicos, de abusos de poder para tener relaciones sexuales con algunas de sus discípulas. A partir de aquí se generaliza la acusación y se nombra a otros famosos yoguis que también mantenían prácticas sexuales con discípulas en las que se aprovechaban de su estatus de maestro, como parece que hacía el mismo Satyananda. El yoga propicia el desenfreno sexual, se afirma.

La realidad es que el yoga mejora la salud. El pranayama y las asanas, que estimulan el sistema cardiovascular, ayudan a irrigar mejor los órganos, incluyendo, claro está, los órganos sexuales. Al mismo tiempo la práctica del yoga produce bienestar, alegría, vigor y energía vital, lo que fácilmente se traduce en un mayor deseo y, a veces, una mayor actividad sexual.

La propia práctica de hatha yoga que se hace en grupos de hombres y mujeres vestidos con ropa ligera anima el deseo sexual, dicen algunos periodistas. Y la práctica de las asanas, con posturas corporales poco habituales que nos demuestran la cantidad de posiciones nuevas y la ductilidad de nuestro cuerpo nos hacen más conscientes de nuestras posibilidades. Durante una sesión de yoga físico hacemos el recorrido mental del cuerpo y nos concentramos, en función del tipo de asana, en alguna parte concreta para incrementar la conciencia sobre funciones y órganos, incluidos los órganos sexuales.
Tantra yoga en Khajuraho, y el yogui Gandhi, de renunciante, que más adelante se haría brahmacary
De modo que la práctica de yoga aumenta la energía, el vigor y la conciencia corporal, y puede aumentar la vitalidad sexual.

Pero la práctica de yoga no son solo la realización de asanas, el pranayama y la atención al cuerpo. Uno de los puntos esenciales de Yama, el primero de los pasos del camino del yogui descritos por Patanjali, “el padre del yoga”, en sus Yoga Sutras, es Brahmacarya, control sensual y, en particular, el control del sexo.

Otro aspecto esencial para el yogui es el paso quinto de estos ocho pasos del yoga, Pratyahara, el retraimiento de los sentidos. Consiste en la capacidad de controlar nuestros sentidos, no distraernos y permanecer concentrados y encaminados hacia donde queremos ir.

En el yoga no se trata de dejarnos llevar, sino de aumentar nuestra voluntad y nuestra energía psicológica tanto como la corporal.

Así que, ante la proliferación de sectas y distintas clases de yoga que últimamente se anuncian como yoga, es fácil que el problema sea del maestro, el gurú, o el sadhu. Presos de un narcisismo y una soberbia típicas de la persona que se cree superior simplemente porque otras personas le otorgan el poder de señalar cual es la verdad y la mentira, se creen con el derecho de ser atendidos y “adorados” en todos sus caprichos.

También, en algunos casos, la sexual puede ser una forma más de dominación para incrementar su poder.

Este parece ser el fondo del asunto, porque la aureola de santidad y ser superior que algunas personas otorgan al maestro o sacerdote, auspiciadas o no por su propia iglesia, sirve en muchas ocasiones para que se produzcan abusos sexuales.Nadie está libre de ello, y tampoco la iglesia católica, como todos hemos podido saber en estos últimos años.

Ahora, algunos católicos fundamentalistas se escandalizan con la noticia, y pretenden utilizarla para estigmatizar al yoga y a determinados monasterios católicos que llevan decenas de años facilitando la estancia en su seno a grupos de personas que lo practican. Y sin embargo, muchos yoguis hacen perfectamente compatible la práctica del yoga con los ritos que, como católicos, se celebran diariamente en la comunidad religiosa en la que se encuentran.