No es fácil convertirse en un yogui

Llegar a ser un yogui no parece tarea fácil. Exige determinación, voluntad, fe en la verdad profunda del yoga y una práctica constante cuya mayor dificultad estriba en que se opone a nuestros poderosos deseos de comodidad, placer, poder o necesidad de admiración.

No se trata de hacer unas cuantas asanas dos veces en semana, ni respirar con respiración de fuego diez minutos al mes. Eso es practicar alguna clase de yoga, en el mejor de los casos. Y tan solo nos vestimos de yoguis cuando leemos de vez en cuando un libro sobre como aumentar nuestra conciencia siendo más cuidadosos y responsables en nuestras acciones, o encontrando un rincón íntimo al atardecer para centrarnos en una meditación de 10 minutos. Todo eso ayuda, pero no nos convierte en yoguis.

Ser un yogui o estar en el proceso de llegar a serlo es un plan que implica la vida entera.

Carl Rogers y Ramesh Balsekar en el fondo de una clase de yoga
Los 8 pasos del yoga que Patanjali describe en sus aforismos -seguramente el libro más importante sobre la práctica de yoga y la búsqueda del yogui-, exigen disciplina, esfuerzo continuado y un cambio de vida hasta en los menores detalles que nos invita a estar atentos y vigilantes en nuestra actividad cotidiana.

Afinar los sentidos, decir la verdad -que incluye la verdad que nos debemos decir a nosotros mismos estando atentos a no proyectar sobre los demás lo que es nuestra responsabilidad-, frugalidad en la búsqueda del goce, desprendimiento íntimo y al mismo tiempo intensidad y atención en cada cosa que hacemos son algunos de los pasos que Patanjali declara imprescindibles.

También humildad y, paradójicamente, confianza en uno mismo, búsqueda de la verdad que es búsqueda de nuestra conciencia más íntima, esa que está por detrás de nosotros y que somos nosotros cuando nos hemos desprendido de nosotros. Con este trabalenguas me gustaría expresar la búsqueda de lo Absoluto, de Isvara, de Dios, del Sentido, del Universo, de la Llama que es Vida, como queramos llamarlo.

“Si lo haces -es decir, si no dejas que se te escape en ningún momento el que busca- al final descubrirás que el buscador no es otra cosa que la conciencia en busca de su origen, y que el buscador mismo es a un tiempo la búsqueda y lo buscado, y eso es lo que eres tú", decía Nisargardata, un humilde gran hombre.

Lo relata Balsekar en su libro "El buscador es lo buscado" sobre los últimos días de Nisargadatta.

Cuenta también las últimas enseñanzas de Nisargadatta, con un cáncer de garganta muy doloroso, lo que llevaba con calma, contestando todos los días las preguntas que le quisiesen hacer los discípulos. Llama la atención la sinceridad de lo que decía el maestro y el escándalo que mostraba ante lo poco que habían logrado aprender sus discípulos al oír las preguntas que hacían. Un libro bonito por el cariño de Balsekar por su maestro y la sencillez con la que cuenta los últimos días de éste.

Lo más interesante de la afirmación del texto de Nisargadatta para mí es "descubrirás que el buscador no es otra cosa que la conciencia en busca de su origen". Me interesa porque incide en una cuestión a la que no le he hallado respuesta clara. ¿Por qué si seguimos nuestra manera natural de vivir y nuestros instintos esenciales nos alejamos de la liberación y del sendero de la realización y la espiritualidad? ¿Por qué tiene que ser tan costosa esa senda? ¿Es que hay algo equivocado en nosotros desde el nacimiento? ¿Hay que creerse el pecado original y la expulsión del paraíso para poder explicar por qué el ser humano tiene que torcer y violentar sus instintos y forma de vivir, sentir y pensar naturales para encontrar la felicidad y la realización?

Solo encuentro explicación si pienso que no es que sea un castigo por haber sido expulsados del paraíso, ni que invariablemente todos al nacer, o por el mero hecho de nacer, cogemos el camino equivocado. Sino que, como dice Rogers, el gran psicólogo humanista, vivir es el proceso de convertirse en persona.

Esto exige un trabajo, un esfuerzo y toda la vida. Quizá llegar a ser un yogui no es más que un proceso de convertirse en persona. Una gran tarea.