Tercer paso en la danza del yogui: asana

Seguimos comentando el Óctuple Sendero del yoga, los 8 pasos en la danza vital que realiza el yogui en el camino hacia su perfeccionamiento.

El tercer paso en la particular danza del yogui es asana, ejercicios físicos que le ayudan a conservar la salud corporal. El hatha yoga o yoga físico consiste en la realización de posturas y ejercicios que dan flexibilidad a los miembros y articulaciones del cuerpo, y riegan con sangre limpia y purificada, a través de una respiración controlada, sus órganos y vísceras. El desarrollo muscular que facilita el yoga debe estar equilibrado, dando oportunidad a que los músculos agonistas y antagonistas se compensen y se desarrollen equilibradamente, no solamente para que se armonicen entre sí, sino también para conseguir posturas estables que puedan mantenerse sin problemas.

Estos son los beneficios que parecen más evidentes del hatha yoga, pero hay muchos más. Beneficios que no son solamente físicos, sino psicológicos y mentales, todos ellos necesarios para avanzar en el sendero del yogui, en su progreso espiritual en busca de paz, de la verdad profunda que surge del interior, y de la belleza que tiene que ver con la unidad y la diversidad simultánea de todas las cosas.


Patanjali dice en los Yoga Sutras sobre asana:
  • "Las características de la postura son firmeza y estabilidad" (YS II.46)
  • "Asana se vuelve firme y cómoda mediante la relajación de la tensión y la conciencia del infinito" (YS II.47)
  • "Una vez que se perfecciona āsana, al yogui no le afectan las situaciones extremas" (YS II.48)
La realización de asanas no se limita a situarse en determinada disposición, es imprescindible la mayor concentración mental posible. Centrar la mente en determinado punto, en una frase o en una respiración concreta es indispensable. El cuerpo no está solo en el cuerpo, sino también en la mente. Por eso las personas amputadas sufren durante mucho tiempo el dolor del miembro fantasma, el dolor en un miembro que ya solo existe en la mente.

Atención, concentración, voluntad y disciplina, control sobre los sentidos, sensibilidad e intuición se desarrollan también con el yoga físico. La moderna psicología ya se ha dado cuenta y lo ha estudiado. Las psicoterapias bioenergéticas utilizan los movimientos físicos para liberar problemas psicológicos reprimidos, un poco como las antiguas danzas rituales, pero en plan más científico.

La psicología también ha estudiado el continuo mente cuerpo con una conclusión importante: lo que se hace con el cuerpo se hace igualmente con la mente, y al contrario. Una mayor flexibilidad corporal mejora nuestra flexibilidad psicológica, nuestra capacidad de integrar y aceptar la realidad. La estabilidad corporal que se desarrolla con el yoga físico, también se convierte en estabilidad mental. Las técnicas psicoterapéuticas de Mindfulness, tan de moda en la actualidad, utiliza sesiones de yoga físico y meditación para disminuir la ansiedad y mejorar las cifras de recaidas en la depresión de aquellos que ya la han sufrido.

Los ocho pasos del yogui no son pasos aislados, ni una escalera que se va subiendo peldaño a peldaño de forma sucesiva. Cada paso interactúa con los demás, cada paso que damos nos conduce a la vía del yogui con todo nuestro ser. Cada paso está concebido para armonizar y facilitar los demás pasos, la totalidad de la tarea que tenemos que llevar a cabo con la finalidad de vivir la exigente y liberadora danza del yogui. Cada paso que damos nos adentra en la profundidad del camino.

Existen cientos de asanas, hasta mil llegan a afirmar algunos a los que les gusta este tipo de estadísticas. Pero 18 o 15 son las asanas fundamentales. Las demás suelen ser variantes más o menos complicadas de estas.  Las esenciales, desde mi punto de vista, son: Sarvangasana, Halasana, Shirsasana, Matyasana, Bhujangasana, Dhanurasana, Paschimottanasana, Vakrasana, Trikonasana, Salabhasana, Padahastasana, Vrikshasana.

Algunas preguntas que solemos hacernos cuando queremos hacer yoga físico es si seremos capaces de practicar posturas tan complicadas que parecen exigir buenas facultades físicas. ¿Seremos capaces? ¿Podremos practicar un número suficiente de asanas? ¿No será al final más perjudicial que beneficiosa la práctica si no la hacemos bien? ¿Nos quedaremos tiesos en alguna postura? ¿Nos servirá para algo lo que podemos hacer?

Hay varios tipos de hatha yoga dentro del yoga clásico, me refiero al yoga y no a algunos inventos modernos en que se mezclan las churras y las meninas.  Por un lado podemos practicar un yoga fuerte, un yoga dinámico que  busca la perfección en la postura, como el asthanga yoga, vinyasa yoga o la técnica de Iyengar.


Otros tipos de yoga hacen hincapié en la duración, la inmovilidad, la atención y la concentración en la postura sin importar mucho hasta donde seamos capaces de llegar. El yoga es para todos,  particularmente para las personas mayores y los que sufren dolencias, o tienen alguna dificultad o discapacidad, que son los que más pueden necesitar sus efectos beneficiosos, y los más dispuestos espiritualmente.

Hay un yoga fuerte para gente joven, deportistas o artistas que necesitan ejercicio físico, musculación y fortaleza; y un yoga suave para los mayores, convalecientes, o que tienen puntualmente o de forma permanente una disfunción, que necesitan volver al equilibrio, la fluidez, y mejorar la armonía y la serenidad que se consigue con una buena interacción cuerpo mente.

Krishnamacharya, quizá el yogui más importante de nuestra época y el maestro de todos los grandes yoguis que han sido los padres del yoga moderno, como Desikachar, su propio hijo, Sri Patthabi Jois, Indra Devi o Iyengar, fue el primero en utilizar el yoga para aliviar enfermedades. Un yoga terapéutico que adaptaba sin prejuicios a las condiciones de las personas que se dirigían a él en busca de ayuda.

2 comentarios:

  1. La descripción que haces de Asana aún para quienes no hayan practicado nunca yoga, anima a hacerlo, sobre todo porque da facilidades a la practica sin perder su esencia, dejando claro que la estabilidad, la firmeza, la relajación, el equilibrio y la concentración deben estar presentes, para ayudarnos tanto en el plano físico como en el mental, psicológico, y espiritual. Tu explicación abre las fronteras del Yoga para todos aquellos, la mayoría, personas con cuerpos normales y no anatómicamente perfectos, que temen no estar a la altura de las circunstancias por no conseguir hacer una postura de libro. Perfección que no siempre lleva aparejada la necesaria maduración en el plano mental, requisito indispensable, más que el del cuerpo, para la buena práctica, sin necesidad de que ésta requiera de nosotros acrobacias y contorsionismos que muchos asocian y temen del Yoga. Todo ello guiado por el siguiente paso de ese baile de danza audaz y armónica, que tan bien nos vas mostrando desde tu blog, que es la respiración. Esperamos el siguiente paso. Gracias por este.

    ResponderEliminar
  2. Gracias a ti por tu largo y detallado comentario. Tienes razón, el yoga físico se queda muy corto, por muy buena que sea la postura, si no hay también ejercicio mental y cierto desapego psicológico.
    ¡Qué bien que alguien esté esperando el siguiente paso, con lo que a veces me cuesta!: Pranayama, la respiración.
    Tu nombre, Mu, es una larga respiración.
    Un abrazo

    ResponderEliminar