Sexto paso en el sendero del yogui: Dharana

En este sexto paso entramos en las tareas internas que debe realizar el yogui. Mientras que los cinco pasos anteriores se referían a actividades que tenían que ver con la acción externa del cuerpo, como ejercicios, respiraciones y conducta, estos últimos tres pasos tienen que ver con labores internas, mentales, de desarrollo mental y espiritual.

No es que se puedan separar ambas tareas, ya lo hemos dicho. Ambas son del cuerpo y de la mente, y ambas nos desarrollan espiritualmente. La distinción sirve para saber donde ponemos el acento.

Dharana, dhyana y samadhi, los tres últimos pasos descritos por Patanjali se refieren al desarrollo de la mente. Concentración, meditación e iluminación o liberación, son actividades que ponen el acento en la mente y que resultan difíciles de distinguir entre sí. No hay un orden en la práctica, mantienen algunos estudiosos del yoga, todas se fortalecen entre sí. Unas llevan a las otras y todas evolucionan por un esfuerzo consciente que tiene un principio y un final antes de pasar a la siguiente etapa, dicen otros.

En todo caso, sin concentración, sin dharaha, sin este paso fundamental, no es posible comenzar ninguna actividad mental. El dominio de la mente nos permite dirigirla, incrementar la conciencia de lo que hacemos y utilizarla en nuestro provecho. Si no, la mente vagará sin dirección, de manera compulsiva, como los niños que de pequeños mueven manos y pies sin sentido y sin finalidad, un paso previo para el movimiento consciente, dirigido y útil que vendrá después. Igual que aprendemos a manejar el cuerpo debemos aprender a manejar nuestra mente.

La concentración en un punto es el ejercicio más importante para desarrollar la mente.

Igual que el movimiento y la fuerza son esenciales para el desarrollo del cuerpo, la concentración y la voluntad son esenciales para el desarrollo de la mente. Parece que lo primero lo vamos entendiendo y practicando cada vez mejor, pero sobre el desarrollo de la mente todavía lo ignoramos casi todo. ¿Cuándo habrá gimnasios para mejorar la forma psíquica y mental igual que hay gimnasios para mejorar la forma física y muscular? Solo los centros de yoga pueden reunir ambas cualidades.

Dharana es la concentración de la mente en un solo punto (Yoga Sutras de Patanjali III, 1.)

Direccionar la mente es una tarea larga y, a veces, frustrante, pero esencial. Podemos concentrarnos en cualquier punto que se nos ocurra: la respiración, el entrecejo, el jara, la llama de una vela. Da igual. Uno u otro cambian porque unas personas se concentran mejor en un objeto que en otro, pero el trabajo es el mismo. El trabajo de concentración puede ser tan árido al principio que elegir un objeto que nos vaya bien es importante para notar que avanzamos.

Dharana estabiliza la mente, aminora las sacudidas emocionales y nos serena. Ver como la mente se va “colocando” cada vez más fácilmente en el lugar que le asignamos nos produce alegría, sensación de control sobre nosotros mismos, y nos estimula a seguir con la práctica de la concentración.

Practicar dharana merece la pena, aunque implique un gran esfuerzo y nos resulte todavía una tarea un tanto insólita en nuestra cultura. Pero, al fin y al cabo, cuando estudiamos o cuando vemos una película absorvente practicamos Dharana.

Dharana educa la mente, la somete a nuestra determinación y fortalece la voluntad. Practicar diariamente, por sistema, igual que nos lavamos los dientes, sentándonos durante unas decenas de minutos, es una tarea esencial para el yogui.

Dharana no solo puede practicarse de esta manera, sentados, quietos y concentrándonos en un objeto. También la concentración en las asanas, durante el pranayama o el pratyahara, cuando retiramos los sentidos de un objeto que nos distrae con un esfuerzo de la voluntad, son ejercicios de concentración importantes para ir avanzando con armonía y determinación en nuestro camino de yoguis.

No hay comentarios:

Publicar un comentario